26 de enero de 2012

de becarios, voluntarios y máquinas

En localidades pequeñas, la crisis ésta y los recortes presupuestarios con que nos agreden y toman el pelo, provocan que se haya dado algún caso donde los mismos vecinos tomen las riendas de la biblioteca local: noticia de noviembre de 2011 en un pueblo de León, Gradefes, de 1.166 habitantes. Lo que en primera instancia destaca es la iniciativa encomiable y voluntarismo de los implicados "echaos p'alante". Pero la cuestión de fondo es significativa: tras 15 años de servicio, a causa del desentendimiento de la Comunidad Autónoma, el Ayuntamiento despidió al becario que mantenía el servicio y que, además, impartía cursos de formación de informática.

Poco antes, en la Comunidad de Madrid presentaban a bombo y platillo el "Libroexpress", máquina para el préstamo automatizado de libros en la estación de Cercanías de Sol. ¿Una forma de facilitar y fomentar la lectura? No van por ahí los tiros. Más bien se trata de otra de las consecuencias de la directriz de desembarazarse de personal en los organismos públicos en general y en particular desmantelar servicios como las bibliotecas de proximidad. Les sobran trabajadores. Estaría bien que a modo de protesta apareciese algún comando bibliotecario luddista.

Pero es que en una pirueta impresionante, incluso ilegal, el Ayuntamiento de Madrid anuncia ahora que pretende captar voluntarios ("convenientemente preparados") para trabajar gratis en las bibliotecas de barrio. Para colmo, algunas asociaciones vecinales afirman encantadas que participarían en el esquirolaje.

Si en verdad lo mejor sería cambiar hacia un nuevo paradigma donde acabemos con el trabajo asalariado, vamos, abolir el dinero y el marco de relaciones laborales. Que nos organicemos de una forma colectiva y comunitaria en todos los ámbitos. Pero mientras nos obliguen a funcionar subyugados al actual Sistema económico y social, la forma de voluntariado que el Poder propone no es más que una nueva especie de servidumbre moderna.