Poco antes, en la Comunidad de Madrid presentaban a bombo y platillo el "Libroexpress", máquina para el préstamo automatizado de libros en la estación de Cercanías de Sol. ¿Una forma de facilitar y fomentar la lectura? No van por ahí los tiros. Más bien se trata de otra de las consecuencias de la directriz de desembarazarse de personal en los organismos públicos en general y en particular desmantelar servicios como las bibliotecas de proximidad. Les sobran trabajadores. Estaría bien que a modo de protesta apareciese algún comando bibliotecario luddista.
Pero es que en una pirueta impresionante, incluso ilegal, el Ayuntamiento de Madrid anuncia ahora que pretende captar voluntarios ("convenientemente preparados") para trabajar gratis en las bibliotecas de barrio. Para colmo, algunas asociaciones vecinales afirman encantadas que participarían en el esquirolaje.
Si en verdad lo mejor sería cambiar hacia un nuevo paradigma donde acabemos con el trabajo asalariado, vamos, abolir el dinero y el marco de relaciones laborales. Que nos organicemos de una forma colectiva y comunitaria en todos los ámbitos. Pero mientras nos obliguen a funcionar subyugados al actual Sistema económico y social, la forma de voluntariado que el Poder propone no es más que una nueva especie de servidumbre moderna.